Kumari sin código ...

Desde los años 60 hasta hoy la misma fase. Ni una sola vez comenzó el campeonato sin una maniobra. Sin maniobras. ¿Es necesario agregar algo más para que el observador esté de acuerdo en que en Grecia el campeonato se lanza sobre la base de la lepra de tipo tradicional permanente?

Los jefes de equipo tienen una relación completamente aventurera con el sujeto. No es una relación comercial, como se requiere. Se involucraron con el balón para ayudar a su equipo. Pero nos aturden. Escupen fútbol, ​​lo calumnian. En cada oportunidad. Pública y oficialmente. Cercanos y personales son los folletos, que tampoco tratan el fútbol como un producto industrial, como un espectáculo, como un entretenimiento popular, sino como un medio para que los fanáticos supuestamente locos dejen su huella. Estos pacientes realmente no tienen ni idea de fútbol, ​​no les interesa el tema.

Dos señores jugando a la pólvora en la calle. La manta se extiende sobre la acera del Estadio. Kumari sin código. Por eso los dos carneros luchan constantemente. Y su rivalidad personal se intensifica por una audiencia de libertinos perezosos, fanáticos y periodistas, mientras que los políticos se hacen el ridículo.

Jugar en un bar ilegal es respetable. De confianza. Y tiene moral. Reglas. Pobre de mí. No suena a más palabras. Ni una palabra. Solo reglas medidas, necesarias en el suave proceso de un rollo al otro. El barbuti que dijimos se hizo en la terraza, a escasos metros del semáforo de la esquina, es un noctámbulo. Los pinballs no se detienen. Y de los que tienen los huesos en la mano, y de los gitanos que aplanaron para preparar la escena.

El campeonato comenzará, si comienza, y nadie sabe si terminará normalmente. Si vuelve a haber pausas, aplazamientos, porque el ministro feo tiene que hacer su parte. Y si uno o dos grupos se van temprano. Esta es la situación miserable. Y pensar que los grandes PAE están en manos de grandes empresarios que ya están maniobrando, por igual y tras bambalinas, la vida pública del país.

Increíble, entonces, por decirlo así, culturalmente, es el campeonato local. Y la primera conversación con el ojo, con el pensamiento del jugador está lejos de ser una mierda. ¿Cómo apostar por esto de la resiliencia? ¡Y todavía! La falta de fiabilidad de este campeonato en particular tiene su ... gracia para el juego. Tú tomas el lugar del papatzi. ¿Es decir?

Aquí un cura, allá un cura, que es el cura, le pregunta a la víctima al cura que ha montado una tienda en la calle lateral, siempre dispuesto a recogerlos y huir si sale un policía, que tampoco está en la bahía. Estás jugando con Papatzis. Sin lugar a duda. Foukaras el carpintero, por el salario diario que paga, no por el gordo. Tú también. En unos momentos, el dinero de bolsillo saldrá de la hinchazón del campeonato griego.

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